La verdadera esencia de la tecnología en nuestros días es la invisibilidad: no la ves pero está ahí, en todo momento y en todo lo que haces. Lo bonito de la tecnología no está en las cosas que puede hacer por nosotros, sino en el hecho de que haga esas cosas de forma totalmente integrada en nuestra vida cotidiana. 

Con estas tecnologías eres consciente de lo que estás haciendo, no de lo que el dispositivo está haciendo por nosotros. Están pensadas para ahorrarnos tiempo.

Te ayudan a cumplir un objetivo que tengas en mente de una manera más rápida, y están tan integradas que no nos damos cuenta de ello ya que las tenemos como una de nuestras extremidades. Llega el punto que las hacemos "invisibles" por la rutina y el hábito de utilizarlas a diario para todo.

Otro ejemplo son las TIC que están integradas en el aprendizaje del niño tanto dentro como fuera del aula, nos guían en nuestros procesos formativos, comunicativos o de socialización.